sábado, 24 de febrero de 2018

Feliz de mi vida



Estoy más que feliz de ser una mujer de 50 años, como mi abuela, tal vez fue por su culpa que deje atrás mi vida de un joven de 20 años, estudiante a querer ser como ella, una mujer mayor con un cuerpo estupendo. Mi abuela poco a poco me fue feminizando hasta que logro su objetivo, pronto ya no parecíamos Abuela y nieto sino dos amigas de la tercera edad, ella me compartió toda su ropa desde faldas, vestidos hasta medias bragas, tangas, batas de dormir, todo incluso su joyería y sus pinturas, al principio me dio vergüenza salir vestido y maquillado como una mujer. Para mi sorpresa mi abuela ya tenia todo planeado y me compro un taje que parecía tan real que, que ante la mirada de todos yo lucia como una mujer, pero no cualquier mujer una mujer como mi abuela. Mi abuela y yo íbamos a cenar y a varios lugares donde siempre ligábamos con hombre mayores al menos mayores para mi y no para mi abuela, pero ella me dijo que ya no importaba por que yo también era una mujer mayor. Mi abuela me fue hipnotizando y empece a sentirme atraído por esos hombre mayores, quería que me poseyeran como una mujer, que me hicieran suya, pero todo eso fue debido a lo que mi abuela me contaba, Tuve la gran dicha de conocer a Ignacio un hombre de unos 50 años, él fue un hombre demasiado caballeroso era viudo y tenia 3 hijas que ya eran madres. Ignacio siempre fue muy atento conmigo y poco a poco me fui enamorando de ese hombre, siempre trataba de verme bonita para él, pues sabia que él era mi hombre y so era su mujer, aunque todo en mi mente, después de todo no estábamos casados pero si entablamos una relación de novios, empece a tener citas con él, incluso me llevaba a reuniones con sus amigos y me presumía ante ellos. En relaciones intimas solo llegamos a besarnos un sin sin de veces y en ocasiones cuando me sentía atrevida me acachaba le quitaba el pantalón, y me ponía a lamer su enorme polla, pronto su polla me parecía sabrosa. siempre quise saltar hacia él y dejar que su polla me penetrara pero no podía pues aun seguía siendo un hombre. Le conté a mi abuela que me gustaría estar a solas con Ignacio en su cama como su mujer pero era imposible en mi estado actual, así que mi Abuela propuso que iniciara mi transformación de hombre a mujer, ya había empezado a tomar hormonas así que eso acelero las cosas y en un instante llego el momento perfecto para realizar la operación para quitarme lo único que me sobraba de hombre y también un aumento de pechos. Cuando desperté de la operación me sentí raro pero feliz de saber que ya era una mujer completa y lista para tener relaciones sexuales con Ignacio, Mis pechos eran enormes y pesaban mucho, además de que la gravedad hacia su trabajo,  sabia que por el resto de mis días tendría que usar un sostén. Cuando me di cuenta parecía llevar el mismo traje que use por mucho tiempo, sin embargo no era el traje era mi propia piel, mi piel había envejecido, incluso tenia leves arrugas en mi rostro, sin embargo eso no me molesto estaba feliz por que yo iba ser la mujer de un hombre mayor no de un jovencito, me sentía feliz, de mi nuevo aspecto, y todo gracias a mi abuela. Mi abuela me compro todo un nuevo guardarropa, zapatos, maquillaje, cremas antiarrugas, de todo. Cuando porfin pude encontrarme de nuevo con Ignacio estaba feliz, me invito a una cena y después de eso fuimos a su casa, donde le entregue mi virginidad, estable más que gustosa en abrirle las piernas y dejar que introduzca su gran polla dentro de mi vagina madura, se vino en mi vagina varias veces lo cual me gusto, a pesar de su edad aun tenia el toque, yo como buena mujer, después me dispuse a limpiarle la polla la cual estaba cubierta de semen y de mis jugos vaginales. No me molesto para nada que toda su leche estuviera aun en mi interior, simplemente deje que escurriera entre mis piernas, e incluso deje el resto aun en mi interior dormí abrazándolo feliz mente llena de su semen, mientras que él sostenía y acariciaba mis pechos. 

Pronto llego el día en el que me propuso matrimonio, yo acepte gustosamente, había fantaseado mucho con ser su esposa y pronto llegaría ese día, le conté a mi abuela y ella parecía feliz por mi. Con la boda ya en marcha llego el momento de conocer a su familia, sus hijas parecían felices de ver  su padre encontrar el amor. Ellas fueron muy amables conmigo, sus hijo también algunos que eran más chicos me empezaron a llamar abuela. Me sentía orgullosa por que me aceptaban como la esposa de su papá y abuelo, en varias reuniones familiares yo siempre me encontraba en la cocina con las mujeres mientras los hombre se la pasaban en el jardín tomando o en la sala viendo el partido de algún deporte. 

Cuando la reunión era en la casa de Ignacio que por cierto me mude con él para ser su esposa, me encantaba mi papel de ama de casa, estaba para servir a ese hombre y  lo hacia con gusto, el sabia como recompensar mis acciones muy bien. Como decía las cuando las reuniones eran en su casa yo organizaba la comida me ponía a preparar todo para mi nueva familia después de todo yo iba a ser la madre de mis nuevas tres hijas aunque en el fondo ellas eran mucho mayores que yo. 

El día de la boda por fin llego todo fue estupendo, fue una gran fiesta, pero yo disfrute en especial de la noche de bodas, Ignacio es un gran semental en la cama y por eso lo amo, siempre me pongo la lencería más sexy para complacer a mi marido. 

No hace mucho le pregunte ami abuela porque me había hecho eso o porque me había permitido hacerlo, antes de darme una respuesta ella me pregunto si era feliz, yo le dije que sí era muy feliz con mi marido y con mis nuevas hijas, además de disfrutar el cuidar a mis nietos. Luego de responderle ella me dijo que por esa misma razón lo había hecho. Yo no tenia familia mi única familia era mi abuela ella había deseado que fuera feliz pero por alguna razón ella deseo que yo fuera feliz siendo una mujer de mediana edad con un cuerpo sexy casada con un hombre mayor, y que tuviera una gran familia. No estoy molesta con mi abuela sino todo lo contrario.

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