viernes, 1 de diciembre de 2017

Feliz con mi nueva vida

Aun sigo pensando que fue algo increíble lo que me paso, nadie creería al verme, que yo una mujer regordeta de 40 años, casada con un hombre de 50 años, antes era un hombre bien viril y con enormes músculos de 27 años. Hasta no hace mucho supe que mi transformación fue planeada por mi esposa Carla, aunque ahora ya no es mi esposa, esa fue su venganza por haberla engañado con mi jefa, Gloria, ella era o mejor dicho es una mujer regordeta al igual que yo, y déjenme decirles que ahora somos muy amigas. Me sorprendió mucho cuando Carla me dijo que como tanto me gustaban las mujeres mayores regordetas decidió convertirme en una. Me explico que al principio puso hormonas femeninas en mis suplementos alimenticios que usaba para estar en forma, debía haberlo sabido, cuando mis músculos empezaron a perder fuerza, Pronto mi pelo fue creciendo hasta quedar tan largo como el de Carla, al ser antes un hombre que cuidaba su físico, entre en pánico cuando veía como mi cuerpo aumentaba cada vez de peso sin poder hacer nada al respecto, pronto mi ropa ya no me quedaba, cuando me veía en el espejo, podía notar montículos en mis pechos, no podía creer lo que veía en el espejo un hombre con sobre peso con el pelo largo como las mujeres con pechos, me veía horrible, pero cuando pensé que mi esposa me ayudaría a revertir y recuperar mi antigua forma solo la empeoro más, ella me dio una droga que según ayudaría a tener el cuerpo ideal. Esa droga déjenme les cuanto que fue muy efectiva, pero no para mi gusto, la droga solo acelero mi transformación, mi cara realmente parecía a la de una mujer, no podía creer que mi rostro joven y masculino había desaparecido, todo el pelo que tenia en mi cuerpo desapareció, mi piel se transformo en una piel suave y muy sensible, mis pechos habían crecido pero no solo ellos, también mis pezones y las aureolas, eran enormes, me negaba a la idea de saber que lucia como toda una mujer regordeta, como mis músculos habían pasado a convertirse en grasa femenina, y mi apariencia juvenil fue sustituida por la de una mujer madura, Mi esposa también quedo muy sorprendía pero ahora se que solo estaba fingiendo, ella trato de consolarme, y me dijo que pronto encontraríamos alguna forma de revertir lo que me había sucedido, pero también me dijo que lo que debíamos hacer era comprar nueva ropa para mi nueva complexión, Yo pensé que iríamos a comprar ropa masculina más grande pero obvio estaba muy equivocado, en vez de ir por la zona de ropa masculina, nos fuimos a la sección de ropa de mujeres de tallas grandes, No tuve de otra, proteste al principio, pero mi esposa gano la disputa, yo al principio opte por pantalones, pero después de probarme algunos, y ver como me quedaban en el espejo, decidí ya no comprarlos, pues todo los pantalones que me ponía, estaban muy apretados y solo dejaba a la vista mis enormes nalgas llenas de grasa, me sentía tan humillado en aquel entonces, y al ver mi rostro de disgusto, mi esposa decidió comprarlo solo para hacerme sufrir más, aunque creía que ella lo estaba disfrutando, luego me obligo a ponerme no solo faldas sino también vestidos, lo cual me parecía extraño, ella estaba comprándome todo un gurda ropa nuevo, yo solo podía pensar, ¿por que tanta ropa? ¿enserio me quedare así por mucho tiempo? Ese día de compras lo mas humillante y vergonzoso fue cuando me llevo al departamento de lencería, sabia que tarde o temprano llegaría el momento de usar un sostén, yo no quería, pero mi esposa menciono que era necesario, yo sabia que ella tenia razón, durante todo ese día no llevaba puesto uno y sentía como mis enormes pechos rebotaban con cada movimiento de mi caminar, además de notar como la gente se me quedaba viendo, principalmente las mujeres, ya que no habían muchos hombres cerca, las mujeres solo murmuraban de seguro decían, mira a esa señora no esta usando un bra, que desvergonzada, o esas cosas. Mientras mi mente volaba mi esposa sostenía en sus manos un sostén enorme blanco de encaje, y luego me dijo que me lo probara, me sentía muy avergonzado, pero parecía no importarle a las mujeres que estaban cerca de ahí, no sabia que una mujer que estaba escogiendo y probándose un sostén era algo completamente normal, a mi al rededor también habían otras mujeres que estaban comprando lo mismo que yo, yo tenia miedo de que descubrieran que era un hombre, pero al entrar en el probador, y ver mi reflejo me di cuenta que que no había rastro absoluto de un hombre, quería llorar pero me aguante y trate de pensar en otra cosa, cuando me probé el sostén me sorprendí de lo rápido que lo hice, pero no era de esperarse yo había visto varias veces a mi esposa hacer lo mismo, pero nunca me imagine que fuera tan hábil para eso. Por ultimo compramos varios sostenes de varios estilos y colores, yo pensando que ya habíamos acabado, mi esposa me llevo casi a rastras a comprar pataletas, era algo que yo no necesitaba aún, ya que pese a mi apariencia de mujer aun conservaba entre mis piernas a mi ultimo símbolo de hombría, Mi esposa me dio todo un argumento explicándome el por que era necesario usar unas pataletas, al final como siempre deje que ella tomara el control, por más raro que parecía sentía muy cómodo la tela, obvio por mis enormes nalgas, me probé unas pantaletas parecían casi tipo abuelita, pero podía sentir como la agradable tela abrazaba por completo mis nalgas rechonchas, el único malestar que sentí fue como mi pene estaba siendo aplastado por las bragas, nuevamente mi esposa me hizo probar muchos modelos, e incluso tangas, al final de todo regresamos a nuestra casa, no sin antes pasar por una estética, donde mi esposa hizo que me arreglaran el pelo, ya era mucho pero nuevamente cedí, y cuando vi el trabajo que había hecho la estilista en mi no me lo podía creer mi peinado era muy femenino, practicante ya me parecía a una mujer. En mi nueva vida como mujer ya en mi casa mi esposa me dijo que para guardar las sospecha de los vecinos yo fingiría ser su tía, Roberta, la hermana menor de su madre, ose me había convertido en la hermanita de mi propia suegra, era ridículo, pero era la única opción tampoco quería que los vecinos se enteraran de lo que me había pasado, yo seguí en mi papel de mujer, ya tenia todo un armario llena de fajas, pantaletas de diferentes diseños, mi esposa me obligo irme de nuestro cuarto ya que ella me dijo que se sentía muy incomoda dormir con mi migo con mi nueva apariencia, yo no la pude culpar así que me instale en otra recamara, como les decía yo estaba a la espera de que mi esposa me diera buenas noticias para que regresara a ser el de antes, pero las cosas se complicaron cuando un día me desperté y noté que mi pene había desaparecido por completo y en su lugar estaba una vagina, digo que era una vagina pues era obvio había visto la vagina de mi esposa por años y lo que tenia entre mis piernas era en definitiva una vagina, me asuste mucho y grite, con mi voz de mujer, mi esposa vino corriendo a mi cuarto y le mostré lo que me había sucedido, ahora se que eso fue debido al ultimo medicamento que ella me había dado, Sabia que mi vida ya estaba perdida me había convertido en una mujer mayor regordeta mi cara mi cuerpo incluso hasta tenia una vagina en lugar de un pene, pasaron los días y me fui recuperando decidí seguir con mi vida, y afrontar mi realidad, fui a mi antiguo trabajo con la esperanza de recuperar mi empleo el cual había abandonado desde los primeros días que empezó los cambios extraños en mi cuerpo, para mi sorpresa Gloria me recibió con los brazos abiertos yo aunque obvio fui con una identidad falsa que mi esposa me había creado, hasta ahora no me he atrevido a decirle a Gloria mi verdadera identidad. Ella y yo nos volvimos muy amigas, ella me contaba de todo, incluso me contó sobre su ventura con un empleado joven que estaba casado, supe a la primera que hablaba sobre mi, con la ayuda de mi esposa pero mayor mente por la de Gloria empece a ver la vida con otros ojos, los ojos de una mujer, mis antiguos deseos de querer follar a mujeres se había desvanecido ya no me sentía atraído por mi esposa o por Gloria o por por cualquier mujer, eventualmente mi esposa y yo nos divorciamos, para todo el mundo y antiguo yo había desaparecido y dejado el país, yo al principio me quede a vivir con mi ex esposa como si tía Roberta, yo también aprendí a maquillarme y comportarme como toda una mujer de mi edad, pero con las influencias de Gloria poco a poco me fueron interesando los hombres, solo que los hombres mayores, a Gloria por supuesto le agradaban los hombre jóvenes pero ami no, no sabia si era por que estar con un hombre joven me recordaría a mi antiguo yo, así que para bien o para mal me empezaron a atraer tanto física como emocionalmente los hombres, fue así como conocí a Rodrigo un hombre de 50 años que pese a su edad obvio no esta para nada viejo, él es un hombre muy atento y muy guapo, él es uno de los socios de la empresa en la que trabajaba, digo trabajaba pues ahora soy ama de casa 24/7 lo conocí en una fiesta de la empresa, y desde ahí quede flechada, con su caballerosidad, y el se quedo cautivado y enamorada de mi cuerpo úes los hombres es el lo primero que se fijan de una mujer, a él le gustan las mujeres como Gloria y yo algo rellenitas, él me fue cortejando y tuvimos muchas citas, las cuales siempre terminaban con un beso en la entrada de mi casa, con el tiempo fuimos más cernamos y me fui a vivir a su casa, prácticamente me comportaba como su esposa, lo atendía como rey y limpiaba la casa, me sorprendió cuando me presento a su familia, él tenia dos hijas y dos hijos ambos con hijos, sus hijos aceptaron nuestra relación pues sabían que su padre no era un adolescente y podía hacer lo que el quería, al principio pensé que seria difícil encajar en esa familia pero resulto que las hijas de Rodrigo era muy buenas me aceptaron rápidamente, sin darme cuenta los domingos en la reunión familiar, yo con mis nuevas hijastras y mis nueras, estábamos metidas en la cocina chismeando y preparando la comida mientras que los hombres se encontraban en la sala viendo el partido y los niños jugando en el jardín, fue algo extraño cuando los niños me empezaron a llamar abuela, o mamá Roberta, me sentía muy extraña, y vieja bues ahora ya tenia nietos, como les dije antes, deje de trabajar para dedicarme al 100% en las labores de la casa, y de atender a mi hombre, que poco después me propuso matrimonio, yo le di el sí con una enorme sonrisa, pues ya vivíamos juntos, dormíamos juntos, le cocinaba, limpiaba su casa, teníamos sexo, sexo mucho sexo, prácticamente ya era hora de ser oficialmente su esposa, mi mente, corazón y alma era la de una mujer, completamente enamorada de un hombre mucho mayor que yo, aunque ante mi físico parecía que no había mucha diferencia de edades, Recuerdo haber ido al altar nuevamente pero esa vez yo no era el novio mucho menos iba con un traje yo iba como la novia con un hermoso vestido, entre mis damas se encontraban mis hijastras Gloria y la alguna vez fue mi esposa, al final de la misa, Rodrigo y yo nos besamos frente a todos los invitados me sentía la mujer más feliz del mundo, tiempo después mi vida se convirtió en rutina, sin embargo era una rutina bastante agradable para mi, siempre me la pasaba arreglando para estar bella cuando mi esposo llegara de la oficina, en muchas ocasiones intente bajar unos kilitos de más pero no lo hice pues a mi esposo le gusto así como estoy, ahora vivo feliz y le estoy muy agradecida a Carla por haberme transformado en la mujer que soy ahora, pude encontrar un hombre que me hace feliz todos los días, y ahora tengo una gran familia. 


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