!Raído Yuki apúrate¡ esa es mi hermana gritando todos los días es lo mismo desde que me convertí en una chica. Así es yo solía ser un chico un chico algo peculiar, ciertamente no me importaba nada aunque muchos veían en mi un gran futuro, decían que podía convertirme en un deportista famoso debido a que en efecto era bueno en los deportes pero no me llamaba la atención ninguno en especial, También decían que podía ser un gran doctor o abogado y sí lo decían porque soy muy bueno en los estudios. Pero todo eso a mi familia no parecía importarle, mis padres estaban mas orgullosos de mi hermana Akane tenían más esperanzas en ella así que la mandaron según a la mejor escuela, pero a decir verdad parecía una especie de internado para señoritas, mi hermana tenia su propio dormitorio ahí y todo eso. Pero por asares del destino me convertí en una chica. ¿Qué extraño no? desperté y me di cuenta que tenia dos enormes pechos, pensé que aun estaba dormido, sin embargo no logre imaginarme soñando en haberme convertido en una chica. Muchas cosas pasaron cuando mis padres vieron que me había convertido en una chica, me llevaron al hospital y un especialista me reviso dijo que era una especie de síndrome que que afectaba a uno de cada cien mil jóvenes por todo el mundo. Cuando el doctor dijo que las posibilidades de volver a ser un chico eran muy escasas, simplemente no me sorprendió me daba igual si era una chica o un chico sentía que podía seguir con mi vida, por otra parte mis padres estuvieron mas que feliz por tener no solo una sino dos hijas. Me abrazaron como nunca antes lo habían hecho me prestaban atención mamá me enseño todo lo que debía saber sobre ser una chica, de pronto comencé a pensar que ser una chica no era algo malo. Mis padres decidieron cambiarme de escuela y me enviaron a la misma que mi hermana. Para el colegio yo era la hermana de Akane así que no protestaron cuando mis padres quisieron que sus dos hijas estuvieran en el mismo dormitorio. Al estar en "el internado" que es así como yo lo veía, me di cuenta de lo difícil de ser una chica, en primer lugar odiaba el uniforme que nos obligaban a usar, siempre que no llevaba puesto correctamente el uniforme me llamaban la atención. La ropa era de manga larga y la falda eraba de color marrón bastante larga por cierto, ya me había acostumbrado a ir en mi anterior escuela con el uniforme de las chicas donde la falda era normal, incluso podía sentir la agradable brisas del viento bajo esas faldas. Otra coa que no me gustaba era el tener que peinarme como chico nunca lo hice parecia ser que mi pelo se acomodaba a su forma y así lo dejaba, sin embargo el pelo de las chicas es mas delicado y se le debe peinar para evitar que se maltrae, eso me lo dijo mi madre pero en casa ella me peinaba. y ni que decir de los problemas que tienen las chicas cada mes, realmente no me acostumbro ni creo acostumbrarme a esos malestares y dolores, es perturbante ver que sale sangre de mi entre pierna y ni que decir del olor no obstante sigo siendo un hombre dentro del cuerpo de una chica y que asiste a una escuela de chicas, me imagino que muchos chicos matarían por estar en mis zapatos, y debo decir que en efecto es genial estar rodeado de muchas chicas hermosas pero no puedo hacer con ellas lo que un chico haría. No obstante cuando llegué al internada rápidamente gane popularidad, mi hermana era popular así que cuando se enteraron que la hermana de Akane iba a estudiar ahí, bueno todas tenían muchas buenas perspectivas sobre mi. Bueno en los estudios y en los deportes la mayoría de las chicas siempre me estaba rodeando al parecer querían que fuera su amiga. Me emocione al principio pero me di cuenta que ellas me estaba viendo como una figura al cual anhelaban ser y no estaban viendo a mi yo chico, sin embargo como chico nunca había tenido tanta atención por parte de las chicas por esa razón no me interesaban las mujeres, es decir pensaba que las mujeres ven a los chicos como simples acosadores que solo miran sus pechos o de lo que esconden debajo de sus faldas, así que decidí no tener ninguna relación con ninguna chica. Pronto vi que las chicas que me estaba rodeando a cada hora podía usarlas como mis sirvientas, se que es cruel referirse así a ellas pero es que todo lo que pedía ellas lo hacían sin siquiera decirles que lo hicieran por mi. Aunque bueno tampoco es que las haya explotado ni nada por el estilo simplemente cuando tenia antojo de algo ellas me lo daban eso era de mucha ayuda ya que me daba flojera ir ir a comprar lo que quería. Al poco tiempo mi hermana y yo eramos las hermanas que todas conocían, por una parte mi hermana era la alegre y yo era la callada y la que casi no expresaba interés en nada pero era muy buena en las cosas que así y sin derramar una gota de esfuerzo. Mi vida aquí en la escuela supongo que sería mucho mejor si una de las chicas que me idolatra viviera conmigo así ella gustosamente aceptaría cepillarme me pelo y quien sabe incluso vestirme, por que de seguro mi hermana no lo hará por mi, ella siempre me grita y me apura para vestirme.
Ser una chica tiene sus pros y contras pero siempre que termino de vestirme y veo mi rostro en el espejo, me sorprende realmente ver mi enorme sonrisa en el espejo, por donde mire mi rostro es hermoso, y cuando sonrió me veo mucho mas hermosa, sin embargo esa sonrisa nunca nadie la ha visto y espero que nadie la vea es mi pequeño secreto.
Me gusta mucho la historia, linda imagen. Una historia diferente de lo usual. Sigue así
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