La verdad no puedo creer lo que estoy haciendo. Apenas hace unos meses yo era un chico de 18 años en plena juventud con una vida grandiosa. Pero ahora soy Ana la que antes solía ser mi vecina, una mujer de 39 años, ama de casa, madre y esposa de un hombre de 40 años.
Diablos y todo por haberla espiado, de seguro estaba tan molesta y fastidiada con su vida que decidió robarme mi cuerpo, al menos eso es lo que deduzco, de las palabras que me dijo antes de intercambiar nuestros cuerpos.
-Mocoso, si tanto quieres ver mi cuerpo desnudo, lo veras y lo harás por el resto de tu vida-.
Sigo pensando que ser una mujer no es genial, sino todo lo contrario, tener que soportar la menstruación, ser la mamá de esta familia si que es un trabajo muy duro, tenerme que hacer cargo de la limpieza de esta casa es muy agotador. Incluso tengo hijos, una niña y dos niños y aveces los regaño por no hacer lo que les digo, de solo en pensarlo ahora me doy cuenta que actuaba de la misma manera en la cual mi mamá lo hacia, creo que ahora la entiendo un poco, el único alivio es que mi hija, diablos que raro se siente decirlo, pero bueno, ella es la única que me ayuda con el trabajo de la casa.
Aparte de todo ahora también tengo una necesidad de siempre estar lo mas linda posible, después de todo Ana tenia un cuerpo candente, el cual ahora me pertenece, por alguna razón se como maquillarme, peinarme incluso caminar en tacones. Lo único bueno que tengo ahora es el sexo, aunque la primera vez que tuve sexo con el esposo de Ana, el señor Julio, me sentí por primera vez en mi vida completamente impotente y violado o violada. Sentí mucho asco al sentir como su enorme pene, (así es es enorme) entraba por mi vagina, simplemente me quede acostada, recibiendo cada una de sus embestidas mientras me besaba, Me sentí completamente humillado cuando sentí que se corría dentro de mi cuerpo. Recuerdo haberme levantado e ido al baño a limpiarme chorreaba de mi vagina su asqueroso semen. Sin embargo aunque me dolía admitirlo una parte de mi lo disfruto.
Después de algún tiempo nuevamente tuve sexo con Julio, mientras más el me cogía yo fui agarrándole el gusto. El placer de tener su pene perforando mi vagina era estupendo, que incluso me vi a la necesidad de ser yo misma la que le pedía tener sexo, en una ocasión el quiso que le hiciera una mamada, no se como pero le obedecí. Con mis manos me lo lleve directo a la boca y empece a chupar como toda una experta hasta que dejo escapar toda u carga en mi boca, trague una gran parte, pensé que vomitaría del asco pero parecía que mi cuerpo ya estaba acostumbrado al sabor del semen.
Hace una semana que Julio ha llegado tan cansado del trabajo que no hemos tenido sexo, simplemente yo no podía soportarlo quería sentir su enorme verga dentro de mi cuerpo, trate de calmar mis ganas de sexo era masturbandome pero no resulto, mis dedos no eran suficiente. El vació que sentía en mi vagina solamente podía ser llenado con el pene de Julio. Es por eso que ahora que él esta libre me he puesto una nueva bata verde de encaje transparente, para excitarlo y que me tome y me folle toda la noche, aunque aun no puedo creer hasta donde he llegado solo para tener sexo con Julio... bueno mi esposo, aunque pensándolo de ese modo creo que es normal después de todo ahora soy un mujer casada y necesito que mi esposo me cumpla como hombre en la cama.
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