Esta es la historia de un joven al cual le concedieron lo
que tanto anelaba.
Sam era un chico de 20 años de edad, vivía solo en un
pequeño apartamento, pues se había mudado de su vieja ciudad de origen con el objetivo
de estudiar en una prestigiosa universidad. El apartamento en el cual vivía era
de dos pisos sin embargo so podían vivir 4 inquilinos, de los cales solo dos
estaban ocupados, casualmente los de abajo, él vivía en uno y el otro era
habitado por una mujer llamada Martha.
un día mientras regresaba de la universidad se topó con
Martha una mujer de al menos unos 30 ó 40 años de edad, prácticamente era su
vecina de apartamento, pero no sabía mucho de ella. Lo único que sabía era que
para su edad era muy sexy tenía unos pechos muy grandes y un trasero bien
redondo tal como a él le gustaban. Casualmente los apartamentos estaban muy
juntos tanto así que tenían compartían parte de la terraza trasera, solo estaba
dividió por un pequeño muro de un meto por alto.
Sam tenía una pequeña afición a la ropa femenina y le
gustaba ver la ropa interior de marta tendida. Una de sus fantasías que recién se
le habían pasado por la mente era tomar una de los pantis de Martha, tanto así
que lo había planeado. Él ya sabía que los viernes Martha lavaba su ropa en la
mañana luego la tendía, se iba para su trabajo (el cual Sam desconocía) y siempre
llegaba en la noche.
Así que Sam después de haberlo pensado mucho, llego su gran
oportunidad después de llegar de la uní. Entro con toda prisa a su apartamento
y fue directo a la terraza cuando se asomó vio enfrente de él toda la ropa de
Martha que para esa hora ya estaba seca así que decidió con mucho cuidado
saltar el pequeño muro que marcaba la división, y rápidamente agarro los que más
le gustaron.
El agarro una pataleta de color roja, una morada de encaje y
una tanga negra. Lo primero que hizo fue olerlos pero creo que por la lujuria y
el deseo no pensó que al estar lavados no iban a oler a ella sino al detergente,
así que prefirió al menos masturbase, pasaba el rose de la tela en su pene que
estaba a punto de estallar, se la paso así
un buen rato, después otra fantasía paso por su mente, ahora el ponérselas, ya
que estaba seguro de que no había vecinos cercanos u otras personas que
pudieran verle y que aún era temprano como para que Martha llegara de su
trabajo decidió ponerse una por una primero empezó con la panty roja luego el
de encaje y por último la tanga. Esa tarde se la había pasado masturbándose con
ropa interior de Martha después de venirse quién sabe cuántas veces quedo exhausto
y se quedó dormido en su pequeña sala.
De repente se levantó y frente de él estaba Martha - Así que
tú fuiste el que se robó mi ropa interior- dijo marta con una cara molesta. Sam
no podía comprender, que hacía Martha en su apartamento ¿Cómo había entrado? La
verdad fue que él había olvidado cerrar la puerta trasera con llave estaba tan
metido en lo que estaba haciendo que se le olvido.
¿Cómo entraste? Pregunto Sam con una temblorosa voz, -sabía
que tenías algo que ver con la desaparición de mi ropa- dijo Martha.
Martha. - había pisadas cerca del muro cono si alguien hubiera
saltado, así que decidí preguntarte y vi por la ventana de la puesta que
estabas tirado durmiendo sosteniendo en tu mano uno de mis pantis de encaje.
la parte superior de la puesta trasera es de cristal por eso
Marta pudo ver por dentro del apartamento de Sam.
Sam. - ¿Pero… ¿cómo entraste?
Martha. - la dueña es mi tía y yo tengo las llaves de todos
los apartamentos, así que fue fácil entrar y más por la parte trasera, ¿acaso
crees que eres el único que puede saltar ese muro?
Pero lo que descubrí cuando entre es que no solo te llevaste
mis pantaletas, sino que además de la llevas puesta.
Sam. – esto no es lo que parece la verdad es que yo…..
Martha. - ¡cállate! No me importa tus razones, mientras de
estabas dormido pensé en darte un escarmiento. Y ya lo he decidido.
Sam.- ¿Qué? De que estas hablando…. Mira la verdad lo siento
mucho no debí hacerlo…
Martha. - Sabes algo aquí entre nosotros, yo soy una bruja.
Sam se quedó de boca abierta, aunque la tensión que sentía era
de pánico ya que Martha lo había descubierto, se le salió una pequeña risa,
pues claro él no podía creer lo que ella le acababa de decir eso era algo imposible
la magia no existe y tampoco eso de las brujas, o al menos eso pensaba.
Martha. – jajajajajaja claro que no soy una bruja, sin embargo,
déjame decirte que los hechizos y la brujería si existen y los usare para darte
una lección. Aquí traigo un frasco, y contiene un elixir capaz de convertir a
cualquier persona en otra totalmente distinta solo hace falta que le añadan algún
gen del a persona en la cual quieras convertir a la persona, basta con un poco
de saliva, sangre o un cabello y luego la persona se convertirá en una copia de
la persona que introdujo su gen en el elixir.
Sam.- ¿Qué… debes estar bromeando, ya me disculpé, lo siento
mucho te prometo que no lo volveré hacer?
Martha. – deja de suplicar que pareces un bebe, como tanto
de gusta la ropa femenina y tanto de gusta usarla pues te convertiré en una
mujer para que así uses toda la ropa interior de mujer que desees, tangas, pantaletas
de encaje, de seda y de lo tos los colores que quieras, porque serás lo único que
usas por el resto de tus días.
Sam estaba aterrado la forma en la que hablaba Martha era
como burlándose de él, pero a la vez un poco amenazante, Martha era una mujer
con gran cuerpo, pero Sam no era un joven con fuerza muscular era algo sumiso así
que no pudo decir nada al respecto solo se quedó callado y escuchando lo que decía
marta vi viendo cómo se iba poniendo la situación.
Martha.- aquí tengo algunos cabellos, obvio no son míos, son
de algunas amigas del trabajo las he estado recolectando por si acaso, pero,
veo que realmente me van a ser utilices, así que voy a poner uno de estos, y veremos
en quien te transformas.
Sam. – lo siento, pero no voy a beber eso
Martha. – Mira cariño estas en un grave error sabes, tú no
tienes elección, si no lo bebes subiré las fotos que te tome mientas estabas
desnudo usando una tanga en internet y todos lo verán, incluso lo enviare en dónde
estudias para que todos puedan verlo.
Aunque Sam no conocía a muchas personas y no tenía muchos
amigos en la universidad, el hecho de que les muestren esas fotos alas pequeñas
personas que conocía la avergonzaba mucho, sabía que si se enteraran de eso sería
fastidiado y burlado por mucho además se preguntaba qué es lo que sus amigos pensarían
del sí vieran esas fotos. El no tuvo otro remedio que aceptar beber ese dichoso
elixir, pero a cambio de que Martha borre las fotos. Él sabía que ese tal
elixir no podía ser real, sin embargo, algo dentro de él estaba temeroso de realmente
fuera real. Él nunca se había imaginado como mujer y tampoco tenía ese deseo.
Sam.- está bien, pero quiero que por favor no le muestres a
nadie esas fotos, si bebo ese elixir pase lo que pase borraras las fotos.
Martha. – no me agrada que me des ordenes sin embargo estoy
conforme si lo bebes no le mostrare a nadie esas fotos.
Martha había mezclado un cabello de alguna mujer en el
elixir y se la dio a Sam, sin embargo, Martha sabía que él podía tirar el
elixir, así que ella selo dio directo a la boca. De ponto después de tomar todo
el elixir, unos segundos más tarde, Sam sintió un gran bajón como si no tuviera
fuerzas para sostenerse, se cayó al suelo y sintió que todo su cuerpo parecía ser
de gelatina su cuerpo se estaba reacomodando, de pronto sintió como si su
cuerpo fuera un poco más voluminoso, sus pechos crecieron repentinamente, Sam
realmente se estaba asustando no podía creer lo que estaba viendo y sintiendo-
¿realmente me convertiré es una mujer? se preguntó mientras su transformación a
un continuaba después vio como sus brazo sus manos y dedos fueron reduciendo de
tamaño dejando solo con unos bazos delgados y unos dedos pequeños y finos. Su trasero
también crecía, al igual que sus piernas se parecían más y más a las de una
mujer piernona. Su complexión fue cambiando poco apoco, su rostro igual se fue feminizando,
aunque no podía ver los cambios en su rostro podía sentirlos. También sintió como
iba creciendo su pelo sin embargo no resulto tan lago, le llego casi hasta los
hombros. El último cambio que le faltaba era en su pene, este se fue reduciendo
hasta transformarse en un clítoris, de pronto entre sus piernas solo había una
vagina. Después de la transformación y para sorpresa de Martha. -Con que fue Tiffany
– dijo Martha. Sam se había transformado en una copia perfecta de su antigua
mejor amiga la cual se había mudado terminado así su amistad.
Martha le tomo una foto al nuevo cuerpo de Sam para que el
pudiera ver su nuevo cuerpo, para sorpresa de Sam se había convertido en una
mujer con un cuerpo como a él tanto le gustaban y no solo eso él se convirtió
en una mujer como Martha una mujer con un gran cuerpo, pero parecía una mujer
de unos 30 ó 40 años de edad. Al ver su rostro san no pudo con la noticia y se desmayó.
Continuara
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